jueves, 28 de julio de 2016

Running por Miami Beach

En nuestro viaje a Florida, una de las cosas que más ilusión nos hacía era realizar una carrerita por el camino de la playa que recorre Miami Beach de Norte a Sur. ¿A qué amante del running no le apetece una marcha al amanecer con el mar a un lado y las palmeras tropicales a otro?





Pues bien, una cosa es nuestra imagen soñada y otra la realidad...

Varios aspectos a tener en cuenta:

1º) Las distancias. Miami Beach es enorme, los mapas resultan engañosos ya que de una calle a otra puede haber una extensión de 1 Km.

Lummus Park

Desde nuestro hotel en North Beach, justo antes de Surfside, hasta Lummus Park en 9th St de South Beach, había más de 10 Km. Esto presentaba un problema ¿Cómo hacíamos la vuelta?
Hay dos opciones: o vuelves corriendo (lo hicimos un día) o coges las líneas de Bus S o 120 a la altura de Lincoln Road en la 16th (que es lo que hice otro día). En este caso tienes que adecentarte un poco antes de subir al bus.



Art Deco District

Yo le di una mochila con ropa a David, que se bajó en autobús hasta la zona de Calistenia en Lummus Park y allí me duché y me cambié en el acceso a la playa.

2º) El horario. En Miami amanece muy temprano, así que a las 7.00 el sol ya está bastante alto y hace calor, lo que unido a la humedad constante provoca que sudes a mares aun manteniendo un ritmo de carrera tranquilito.

Zona en sombra y con pavimento de madera


3º) Las playas privadas. Algunos hoteles tienen acceso privado a la playa y bloquean el paseo marítimo. A los pocos Km de comenzar a correr me encontré con el camino cortado y tuve que salirme a Collins Avenue hasta la 42th, aproximadamente, donde un enorme aparcamiento público me dio la pista de que ahí comenzaba de nuevo el camino. Desde aquí hasta el final no volvió a cortarse.

Collins Avenue

4º) La concurrencia. Desde primera hora de la mañana encuentras gente corriendo, patinando, paseando al perro, trabajando...
Según te acercas a South Beach la afluencia de personas crece por lo que lo mejor es bajar el ritmo y observar el crisol de individuos con los que te vas cruzando.
Mucha gente te saluda en español y te sonríe cuando llega a tu altura. El ambiente es increíble y resulta muy divertido.



Parque de calistenia en South Beach

Por cierto, algunas zonas son territorio de gatos que viven en los jardines traseros de los hoteles y tienes que ir esquivándolos, ya que están acostumbrados a la presencia humana.

Sin duda, una ruta muy muy distinta a las que hacemos habitualmente...

¡Feliz verano!







sábado, 23 de abril de 2016

Ruta Miajadas- Pantano

El jueves, 21 de abril, celebramos el día del Centro en el IES Torrente Ballester.

La mañana se inició con una ruta en bici que partía del instituto y terminaba en el pantano del Búrdalo en un recorrido de ida y vuelta. La ruta fue trazada por dos alumnos aficionados de la BTT y conocedores de todos los senderos y caminos de la zona. Como el recorrido era de solo 16 KM y la dificultad del terreno era muy baja, un grupo de profesores decidimos hacerla corriendo. En el último momento se unió un alumno de 2º ESO que se está iniciando en el trail running.







Y allá que fuimos.

La mañana salió perfecta: intervalos de nubes, una temperatura de 14 grados y una suave brisa.

Aquí estamos justo antes de salir.





Nos pusimos en marcha justo a las 8.35. Salimos por las traseras del instituto por una pista de tierra que las constantes lluvias de los últimos días mantenían blandita y con numerosos charcos que teníamos que sortear constantemente.

El grupo en bici pronto se perdió de vista. Los que íbamos corriendo nos manteníamos juntos a un ritmo muy bajito para que nuestro alumno fuese calentando y cogiendo cadencia. Nos cerraban dos profes en bici que son del pueblo y conocían la ruta.

Todo iba de maravilla. Marchábamos tranquilamente charlando, riendo y saludando a los muchos paseantes que nos encontrábamos a cada poco.
A unos 2 Km, el perro de una caminante decidió venirse corriendo con nosotros  y ni los gritos ni silbidos de su dueña conseguían hacerle cambiar de idea. Al final, los dos profes que iban en bici, tuvieron que bajarse y esperar con el perro a que llegase su dueña.

Los corredores seguimos adelante entre olivares, desperdigadas casas y viñedos. Solo se escuchaba el canto de los pájaros, los ladridos de los perros guardianes y el lejano run run de la autovía que pasa por allí.
Tan absortos marchábamos conversando y disfrutando de la carrera que no nos dimos cuenta de que el camino se bifurcaba en dos. Nosotros seguimos por la derecha sin percatarnos de que la senda se estrechaba y se volvía más abrupta y pedregosa.

Unos 15 minutos después me di cuenta de que no se veían rodadas de bicicletas y de que  los profes en bici que cerraban nuestra marcha no se veían por ningún lado...

¿Qué hacíamos?

Ninguno llevaba móvil, no conocíamos la ruta inicial y tampoco sabíamos seguro en qué momento nos habíamos desviado.

¡Menuda panda!

Por la orientación, sabíamos que no íbamos mal encaminados, así que decidimos seguir por allí.

Aquello comenzó a ponerse difícil: Algunos trechos estaban totalmente inundados y era imposible saltar sin mojarse. Pero el buen humor no nos abandonó en ningún momento porque estábamos disfrutando como enanos y el paisaje era verdaderamente bucólico.

¿Quién podría imaginar que a tan solo unos pocos Km de los regadíos hubiera estas preciosas dehesas con las sierras al fondo?

Tras una difícil bajada, el sendero terminaba en un arroyo bastante crecido imposible de salvar. Mi compañero Juanma, un experto barranquista, lo pasó sin problemas de piedra en piedra. Yo metí el pie derecho hasta el fondo. Pablo metió los dos. Y Octavio y Mario, nuestro alumno, se descalzaron y lo pasaron con el agua hasta las rodillas.

Ya se veía la presa del pantano, y hasta allí que fuimos.

Al llegar a la entrada, el coche de un trabajador de la presa salía. La visión de nuestro lastimoso pero animado grupo debió de inspirarle compasión porque se ofreció a dejarnos paso por la presa para así tomar un camino que llevaba al cementerio de Miajadas. No sabíamos qué hacer porque nos arriesgábamos a aventurarnos de nuevo por una zona totalmente desconocida y que nadie sabía que habíamos tomado. Así que decidimos volver por donde habíamos venido y nos despedimos del amable trabajador.
Otra vez a cruzar el arroyo, y otra vez que volví a meter el pie.

Como ya conocíamos aquello y Mario iba más o menos bien. Juanma y yo subimos el ritmo y nos adelantamos un poco. La vuelta fue aún más agradable porque ya sabíamos donde terminaba y qué dificultad presentaba.

El sol nos secó la ropa, pero las zapatillas iban totalmente empapadas. Ni qué decir tiene que no llevábamos agua ni comida, y ya habían pasado casi dos horas desde que salimos.

Si lamenté no llevar el móvil, fue sobre todo por no poder hacer fotos de los preciosos parajes que vimos.

A las 10.47 franqueamos la entrada al instituto entre vítores y aplausos de profes y alumnos.
Unos cuantos habían salido en coche a buscarnos y fue un alivio cuando les llamaron para decirles que habíamos aparecido sanos y salvos.

He de reconocer que me lo pasé pipa. No sé qué opinará Mario porque ayer no le vi por el instituto. Me imagino que tendría las agujetas de su vida, pero si fue capaz de resistir esto siendo un principiante, pocas cosas podrán echarle atrás a partir de ahora.

Para quien no conozca esta ruta... ¡pues le animo a perderse por estos caminos y a disfrutar de la aventura del trail running!

domingo, 3 de enero de 2016

Sendero Internacional Apalaches


Ha sido una sorpresa para mí conocer que el Geoparque de las Villuercas- Ibores es la zona de Europa en la que mejor puede apreciarse el relieve apalachense.

El SIA es el sendero más largo del mundo y su objetivo es dar a conocer la geología propia de los Apalaches en cualquier lugar del mundo.

El sendero se creó en 1921 y parte de Springer Mountain en el Estado de Georgia hasta Katahdin en el estado de Maine (EEUU). Sin embargo, este sendero ha ido extendiéndose por veinte países de todo el mundo con la finalidad de unir pueblos y culturas y contribuir al desarrollo sostenible de las zonas por las que discurre.

La zona central de este sendero en Europa son 250 Km que recorren la comarca de las Villuercas- Ibores en Extremadura.

Tomamos como referencia el precioso y aislado pueblo de Berzocana.







Desde aquí tomamos un sendero que cruza la carretera y entramos en el Geoparque.


Son varias las rutas que pueden realizarse. Todas son cortitas y de dificultad baja o media, y están perfectamente señalizadas.

Cabe destacar la ruta de las pinturas ruprestres:

Las Villuercas fueron visitadas por los humanos durante el Paleolítico y el Neolítico, pero es en el periodo siguiente, el Calcolítico, hace unos 3.500 años, cuando muchos de sus riscos cuarcíticos fueron habitados. Se construyeron poblados amurallados con numerosas viviendas donde aparecen utensilios domésticos de barro cocido, armas de silex, grabados y pinturas rupestres, etc. El hombre del Calcolítico conoció por completo la comarca de Las Villuercas, pues hemos encontrado sus estilizadas pinturas rupestres esquemáticas prácticamente en casi todas las cuevas y abrigossituados en las “cuarcitas armoricanas” de estas sierras; tienen especial relevancia El Risco del Castillo de Cañamero, el Risco de Las Cuevas, la Cueva de Rosa, los abrigos de la Sierra del Pimpollar, la Cueva de Álvarez o de la Chiquita, el Cancho de la Burra, La Madrastra I y II, El Risquillo de Paulino, Cueva de los Caballos, Los Cabritos, Cueva de la Era del Gato, el Cancho del Reloj, la Cueva de Escobar, etc.
Las pinturas son generalmente de colores rojizos o negros, realizadas con óxidos de hierro y manganeso machacados y mezclados con grasas, también algunas son de color blanco realizadas con arcillas de ese color. Se dibujan con el dedo o con pequeños pinceles del pelo de animales. Los motivos pictóricos son muy variados y generalmente difíciles de interpretar: escenas de caza o pastoreo con perros, escenas de danza, figuras aisladas antropomorfas, líneas paralelas, puntos, arboriformes, etc. (geoparquevilluercas.es)





Tras realizar todas las rutas es recomendable tomar la antigua carretera a Logrosán y parar en el Km 11 para seguir el camino que lleva a la Sierra del Águila, una preciosa dehesa en la que se encuentra el Roble de la Nava declarado como árbol singular de Extremadura.


Vista de la Siera del Águila


¡Así termina un magnífico día en la naturaleza perfecto para compartir con tu familia y mascota!