Pues bien, una cosa es nuestra imagen soñada y otra la realidad...
Varios aspectos a tener en cuenta:
1º) Las distancias. Miami Beach es enorme, los mapas resultan engañosos ya que de una calle a otra puede haber una extensión de 1 Km.
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Lummus Park |
Desde nuestro hotel en North Beach, justo antes de Surfside, hasta Lummus Park en 9th St de South Beach, había más de 10 Km. Esto presentaba un problema ¿Cómo hacíamos la vuelta?
Hay dos opciones: o vuelves corriendo (lo hicimos un día) o coges las líneas de Bus S o 120 a la altura de Lincoln Road en la 16th (que es lo que hice otro día). En este caso tienes que adecentarte un poco antes de subir al bus.
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Art Deco District |
Yo le di una mochila con ropa a David, que se bajó en autobús hasta la zona de Calistenia en Lummus Park y allí me duché y me cambié en el acceso a la playa.
2º) El horario. En Miami amanece muy temprano, así que a las 7.00 el sol ya está bastante alto y hace calor, lo que unido a la humedad constante provoca que sudes a mares aun manteniendo un ritmo de carrera tranquilito.
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Zona en sombra y con pavimento de madera |
3º) Las playas privadas. Algunos hoteles tienen acceso privado a la playa y bloquean el paseo marítimo. A los pocos Km de comenzar a correr me encontré con el camino cortado y tuve que salirme a Collins Avenue hasta la 42th, aproximadamente, donde un enorme aparcamiento público me dio la pista de que ahí comenzaba de nuevo el camino. Desde aquí hasta el final no volvió a cortarse.
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Collins Avenue |
4º) La concurrencia. Desde primera hora de la mañana encuentras gente corriendo, patinando, paseando al perro, trabajando...
Según te acercas a South Beach la afluencia de personas crece por lo que lo mejor es bajar el ritmo y observar el crisol de individuos con los que te vas cruzando.
Mucha gente te saluda en español y te sonríe cuando llega a tu altura. El ambiente es increíble y resulta muy divertido.
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Parque de calistenia en South Beach |
Por cierto, algunas zonas son territorio de gatos que viven en los jardines traseros de los hoteles y tienes que ir esquivándolos, ya que están acostumbrados a la presencia humana.
Sin duda, una ruta muy muy distinta a las que hacemos habitualmente...
¡Feliz verano!